El aceite de oliva extra virgen es ingrediente principal en la dieta de millones de personas. Los motivos principales son claros: sabor y salud. Pero a la hora de comprarlo, de forma recurrente surge una pregunta muy clara y directa: ¿qué diferencia hay entre el aceite de oliva extra virgen y el aceite de oliva (sin apellidos)?
ACEITE DE OLIVA EXTRA VIRGEN
La máxima calidad del producto como mantra. Un buen aceite de oliva virgen extra es la excelencia del oro líquido. Te encontrarás con el auténtico zumo de aceitunas sin defectos organolépticos. Su grado de acidez es menor de 0,8 grados (en el caso de Carapelli, la normativa interna no permite sobrepasar los 0,5 grados).
En cuanto a las notas de cata, podrás apreciar aromas frescos y naturales. Además, es el más recomendado tanto para cocinar como para aliñar tus ensaladas, ya que su gran calidad evita que se oxide y pierda sus propiedades.
ACEITE DE OLIVA
En este caso, el proceso de recolección sería el mismo que en el virgen extra. La diferencia la encontramos a la hora de seleccionar las aceitunas que más tarde prensaremos para extraer el aceite. Estas olivas son de menor calidad. Esto hace tenga un nivel de acidez de hasta 2 grados y que otorgue un sabor poco natural y no complemente los platos como hace un AOVE.
Por otro lado, la calidad es incomparable respecto a un virgen extra, pues notablemente inferior. Y cuando hablo de calidad hablo también de beneficios para nuestro organismo, que se reducen considerablemente
Analizadas las diferencias entre el aceite de oliva y el aceite de oliva virgen extra, vemos claramente que el segundo es de mayor calidad. Así que, en tu próxima compra, elige siempre lo mejor: aceite de oliva virgen extra